Esto no es publicable

Concebimos a 17, Instituto de Estudios Críticos como un espacio de escritura. Por eso apostamos a que quienes cursen nuestros posgrados se vivan a sí mismos más como autores que como estudiantes. Aquí les ofrecemos unas líneas cargadas de humor de una de ellas, que nos invita a preguntarnos cuándo algo es publicable o no y por qué nos empeñamos en seguir leyendo aquello que nos resulta inocuo.

Por Ana Azuela

Con todo respeto, no se moleste ni en empezar a leer esto, ya le dije, apenas unos pixeles arriba, que esto no es publicable. No va a encontrar una disertación filosófica de la imagen aquí, usted ya escuchó a los ponentes; ¿para qué quiere más? Algunos de ellos buenos, otros malos, unos insensatos y otros graciosos, como aquella mujer que no pudo sobreponerse al chiflido estremecedor de un auditorio que se sintió severamente insultado.

Si esperaba un relato enternecedor de alguno de mis parientes, quienes por cierto son bastante aburridos, permítame decirle que aquí no es el lugar donde lo hallará. Ni los retratos de mi abuelita ni los imanes en mi refrigerador constituyen un atlas del que quisiese desarrollar un comentario mordaz sobre la autoconstrucción de lo que llamamos “nuestro” a través de la selección premeditada de lo que ponemos en la puerta del aparato más importante de la casa. No, eso sería adecuado para la puesta en página y esto no lo es.

Mucho menos, va a encontrar una muy publicable muestra de erudición académica, que ni poseo ni me interesa. Nada de citas en finés que sólo yo entendería (con Google Translator o Wikipedia), nada de poesía contemporánea del Cono Sur, nada de apuntes lacanianos tomados de algún seminario que no leí completo, nada de eso que ya ha sido publicado y que usted puede encontrarlo en otro lado sin la necesidad de mi intervención.

Ha pasado tres párrafos y sigue leyendo, aplaudo su necedad. Me gusta la terquedad, o la perseverancia como la llaman los optimistas. Se necesita gente como usted en el mundo, que a sabiendas de lo impublicable de estas líneas siga moviendo el cursor hacia abajo. ¿Qué sería de todos nosotros, los malos autores1, sin gente como usted? Sin personas que puedan desperdiciar unos valiosos segundos de su vida en un texto que a todas luces no es publicable, y que con suerte (o cobrando favores) llegue a la etiqueta de “aceptable”, el mundo nunca sabría cuáles son los malos y los feos textos, porque los buenos son fáciles de detectar. Eso usted y yo lo sabemos.

Pero está bien, no se preocupe, no le quito más su tiempo ni le doy el mío. Si llegó a este punto, motivado por el morbo o la obligación, ya se dio cuenta de que yo estaba en lo cierto desde el principio. Con una cuartilla y poco más es suficiente para que usted me dé la razón, no hay necesidad de extenderse por otras seis aburridas páginas. ¡Yo se lo advertí! Y usted insistió en leer lo no publicable. No, no me culpe a mí; fue usted quien continuó la lectura de lo que ya sabía que no era material selecto. ¿Que qué hago escribiendo esto si no es apto para el tan codiciado calificativo de “publicable”? Mejor pregúntese: ¿usted, qué hace leyéndome? ¡Yo sólo reclamo mi derecho a ser impublicable! ¿Y usted?

  1. autor, ra.
    (Del lat. auctor, -ōris).
    1. m. y f. Persona que es causa de algo.
    2. m. y f. Persona que inventa algo.
    3. m. y f. Persona que ha hecho alguna obra científica, literaria o artística.
    4. m. y f. En las compañías cómicas, hasta principios del siglo XIX, persona que cuidaba del gobierno económico de ellas y de la distribución de caudales.
    5. m. y f. Der. En el derecho penal, persona que comete el delito, o fuerza o induce directamente a otros a ejecutarlo, o coopera a la ejecución por un acto sin el cual no se habría ejecutado.
    http://lema.rae.es/drae/srv/search?key=autor