Por Timothy Morton
No todo puede ser visto, y si por «visto» nos referimos a la capacidad de ser perfectamente traducido en datos, entonces no todo puede ser empíricamente observado. Existen algunas cosas que son concebibles y clasificables, aunque sean imposibles de ver: esto es a lo que yo llamo los hiperobjetos . Muchas de estas cosas actualmente son fenómenos ecológicos tales como el calentamiento global, la evolución y la extinción, sin dejar de lado a la especie humana y a la biósfera.
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Cuando debatimos sobre qué visión de un hiperobjeto (neoliberalismo, océano electromagnético) es mayor y peor, todavía estamos ejerciendo el rol de monoteístas enclaustrados en el espacio mesopotámico. La tarea política que enfrentamos es la de percibir cosas físicamente enormes e intelectualmente complejas (por lo tanto, invisibles) como ontológicamente diminutas.
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Los intentos de dominación están intrínsecamente condenados a fallar porque no hay un horizonte destinado que contenga todo. Todos estamos pobres de mundo: los seres humanos, los osos polares, los quásares y el caucho. La subscendencia —esta nueva forma de holismo «deflacionario»— no reduce las cosas a sus partes, sino que derrota la idea heideggeriana según la cual los humanos son ricos en «mundo», la habilidad de generar horizontes de destino significativos.
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El infrasonido es, literalmente, el sonido del contexto explotando. Y la manera en la que explota socava la idea de totalidades muy bien delimitadas que estallan lo suficientemente fuerte como para contener sus partes en un grupo unificado y agradable. Un todo no es una catedral, sino un abismo. Las totalidades pueden ser pozos tan hondos que no podemos comprender su profundidad.
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[ Era de la asimetría]: una era ecológica en la que contamos con mucha más información científica, lo que hace que las cosas parezcan más enormes y misteriosas, de tal forma que el incremento del conocimiento no provoca el dominio sobre los objetos.
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La conciencia ecológica significa darse cuenta de que estamos sin nosotros ahora mismo: que contenemos adn no-humano, así como partes no-humanas del cuerpo; que nuestro espacio social está plagado siempre de no-humanos que simplemente hemos estado ignorando o vigilando; que estamos conscientes de que somos una especie y que por lo tanto, podríamos extinguirnos . . .
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El Antropoceno es el primer concepto verdaderamente anti-antropocéntrico, porque al pensar en el Antropoceno podemos ver las especies como realmente son —especies como hiperobjetos subscendidos, frágiles e inconsistentes. Y esto se aplica también a las formas gigantescas que parecen abrumarnos tanto, el océano electromagnético que nos baña es un claro ejemplo de ello.
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Los anteriores son fragmentos del texto “Cómo derrotar a los dioses invisibles” de Timothy Morton, que forman parte del libro Limen, de Mario de Vega, Víctor Mazón Gardoqui y Daniela Silvestrin. Limen compila colaboraciones que analizan la proliferación de señales electromagnéticas producidas por dispositivos de telecomunicaciones inalámbricas y otras tecnologías basadas en microondas, para discutir su impacto en el desarrollo cognitivo, la genética y la salud de los sistemas vivos, así como sus implicaciones en la interacción social y el intercambio emocional. Léelo en línea o descarga el pdf del libro aquí.