Ante las crisis múltiples que vivimos, gobiernos y empresas proponen como “solución” aplicar nuevas tecnologías, lo cual resulta un mecanismo útil para no tener que cuestionar las causas que están al origen de esas crisis. Se crea la imagen falsa de que todo se resuelve tecnológicamente, que las tecnologías son neutras y que sus impactos son “manejables”. Pero el alud de nuevas tecnologías en marcha –informática, nanotecnología, nuevas biotecnologías, robótica, inteligencia artificial– y su convergencia, nos colocan en situaciones aún más graves que las que ya existían.
Uno de los ejemplos más extremos de esta mentalidad son las propuestas de manipulación del clima a escala global, con la idea de manejar los síntomas del caos climático, mientras se siguen emitiendo gases de efecto invernadero. De realizarse, las propuestas de geoingeniería tendrían un amplio espectro de impactos negativos en las personas, las sociedades y la naturaleza. Además, sería darle el poder a unas cuantas empresas y gobiernos para manejar el termostato global.