Imparte Agustín Elizondo Levet
¿Qué son las teorías de la conspiración y cómo impactan globalmente en la política contemporánea?
¿Cuáles son sus peculiaridades epistémicas y por qué no cubren los criterios de los paradigmas de las ciencias sociales contemporáneas, pero aun así han estado desempeñando roles sociopolíticos importantes en la historia reciente?
¿Cómo convivir con la proliferación de pensamiento conspirativo en las redes y comunicaciones sociales de manera crítica y, a la vez, con perspectiva sociopolítica?
En la última década hemos atestiguado una proliferación de teorías de la conspiración de toda índole, debida en buena medida al incremento en el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación. Con la irrupción de la pandemia de Covid-19, el pensamiento conspirativo parece haber hecho “metástasis”, en el sentido de que, según aquello que el periodista David Roberts bautizó en 2010 como la “política de la posverdad”, actualmente parece estar rebasando a las instituciones políticas y científicas oficiales (nacionales e internacionales) en cuanto a su capacidad de ordenar las percepciones sociales sobre la situación de emergencia global.
Mientras que en el mundo anglosajón el estudio de las teorías de la conspiración constituye ya una larga tradición académica, que desde hace medio siglo ha propiciado desarrollos importantes desde la psicología, la epistemología, la historiografía, los estudios culturales y religiosos —entre otras disciplinas—, en nuestro contexto no parece ser un tema al que se le asigne suficiente relevancia académica. Sin embargo, la situación de emergencia sanitaria global y los fenómenos de comunicación en torno a ella, sugiere que el estudio riguroso de las teorías de la conspiración como fenómenos culturales y sociopolíticos no es algo que convenga posponer en adelante.
De acuerdo con Joseph Uscinski (politólogo), las teorías de la conspiración se distinguen por no ser falseables, lo que las vuelve “criaturas epistemológicas únicas” o peculiares. La verificabilidad es ajena a su naturaleza epistémica, puesto que suelen partir de la premisa de que las cúpulas del poder cuentan con los recursos suficientes para esconder las tramas secretas de sus planes a los ojos de las multitudes y de los científicos comunes. En ocasiones, estas teorías llegan a fungir como contrapesos a las agendas políticas dominantes y confluyen con las luchas sociales por recursos naturales, derechos, etcétera; pero más a menudo tergiversen o desvíen la atención de los problemas socioeconómicos reales o son utilizadas propagandísticamente por agendas o campañas electorales.
El seminario apunta a comprender el tipo de epistemologías que necesitaríamos acuñar para pensar en este tipo de teorías de manera crítica, pero sin obviar su naturaleza popular y los diferentes roles sociopolíticos que llegan a jugar actualmente. Es sólo una primera aproximación al estudio crítico del pensamiento conspirativo, y más específicamente de la influencia afianzada globalmente por las teorías de la conspiración en las democracias occidentales, con un enfoque genealógico desde la crónica, los estudios culturales, estudios de la religión y teoría política. Las preguntas que darán cauce a la reflexión serán de carácter epistemológico.
Objetivos
– Propiciar una aproximación histórica general al pensamiento conspirativo moderno, a partir de su origen como una consecuencia de la Ilustración
– Diferenciar entre la naturaleza epistémica de las teorías de las ciencias sociales críticas contemporáneas, y la de las teorías de la conspiración
–Generar una apreciación del impacto que el pensamiento conspirativo está teniendo en la política global y en las democracias contemporáneas, enfocando en particular su vínculo con los populismos
– Abonar a una ética sobre las maneras como nos relacionamos con la información a las que nos exponen las nuevas tecnologías digitales y las comunicaciones virtuales
– Contribuir a una reflexión epistemológica que pueda proveer consideraciones útiles para convivir críticamente con las teorías de la conspiración desde la praxis y la reflexión teórica
– Ofrecer un marco básico de filosofía de la historia, que permita construir una perspectiva filosófica sobre la función que el pensamiento conspirativo tiene en la percepción social del acontecer civilizatorio
Programa
- La revolución científica y el origen del pensamiento conspirativo moderno. De manera muy general, las teorías de la conspiración modernas pueden definirse como intentos de explicar racionalmente los cambios históricos —en su inabarcable complejidad— apelando al desarrollo de planes o programas ocultos de determinados grupos con poder político y económico. En este módulo analizaremos cómo las explicaciones de este tipo estuvieron intrincadas, en su momento, con el paradigma epistemológico que trajo la revolución científica de los siglos XVI y XVII (si bien el concepto de “teorías de la conspiración” es una creación del s. XX).
- La Gran Conjura: masones, illuminatis, jesuitas y judíos. A pesar de que este tipo de explicaciones intentaban superar los relatos de la teología medieval, que reducían la historia de la civilización a una teodicea, produjeron al mismo tiempo el metarrelato de una Gran Conjura civilizatoria ideada por una u otra élite para manipular el destino de la Cristiandad. Las explicaciones conspirativas, por tanto, dieron pie a otra versión más de la teodicea cristiana, si bien esta vez secularizada. En este módulo analizaremos las versiones más sobresalientes de esta nueva teodicea, en particular las que acusaban a la Revolución Francesa de haber sido una conspiración masónica, jesuita y/o judía para secularizar o des-cristianizar a las instituciones políticas europeas. Rastrearemos en ello el origen del antisemitismo moderno y de las pugnas entre sectores cristianos progresistas y conservadores que reviven en la actualidad.
- El desarrollo de las ciencias sociales en el siglo XIX y la ruina epistemológica de las explicaciones conspirativas. Junto con otras teorías decimonónicas, El Capital de Marx fue una de las investigaciones que produjeron la ruina epistemológica de las explicaciones conspirativas (abusando de un calificativo que por entonces aún no se utilizaba). Contraviniendo el paradigma de la época, que consideraba posible diseñar el futuro histórico por medio de planes dirigidos desde una élite o grupo, los estudios de Marx sobre la sociedad capitalista implicaban que las causas de la miseria no eran necesariamente conscientes, voluntarias ni meros diseños de la agencia humana o de algún grupo malintencionado en el poder. En este módulo estudiaremos la manera en que conceptos como los de “lucha de clases”, “plusvalor”, “ideología como falsa conciencia”, etcétera, contribuyeron en su momento a pensar el devenir histórico materialmente, pero de un modo mucho más concordante con la inmensa complejidad de lo social.
- La aparición del concepto de “teorías conspirativas” en el siglo XX, de la mano de la epistemología liberal. Paradójicamente, a pesar de las grandes aportaciones de Marx para superar el paradigma de las explicaciones conspirativas, Karl Popper criticaría al marxismo a mediados del siglo XX por considerarlo, precisamente, una teoría conspirativa de la historia (circunscribiéndolo a la corriente que él llamó “historicismo”). En realidad, Popper reconoce los aportes de Marx como científico social, pero critica la tendencia determinista del marxismo ortodoxo —sobre todo con respecto a la revolución bolchevique— a creer que se puede predecir la historia y programar el advenimiento del comunismo (lo que equivalía nuevamente a una caída en otra especie de teodicea atea). En este módulo revisaremos los textos de Popper contra las teorías conspirativas de la historia, pero también de marxistas de la segunda mitad del siglo XX que, como Walter Benjamin, convergen de manera curiosa con Popper al denunciar una idea determinista del progreso, aunque manteniendo una postura de lucha de clase.
- El caso de EEUU, el país cuya historia está atravesada por teorías de la conspiración. Según el investigador Michael Butter, EEUU es el país donde el paradigma conspirativo mostró mayor resiliencia antes de perder su legitimidad académica. Mientras que en Europa quedó agotado en el siglo XIX, en EEUU ese tipo de explicaciones siguieron siendo muy aceptadas en los circuitos de conocimiento hasta la década de 1960. En este módulo analizaremos las causas por las que la cultura estadounidense resulta tan propensa a creer y exportar conspiraciones, que según Butter dependen de tres factores: la ideología republicana (diferente al liberalismo), la fuerte presencia del puritanismo y el apego a una epistemología de la causalidad (en el sentido antes descrito). Intentaremos dilucidar en qué medida estos tres factores son responsables de las teorías de conspiración anti-LGBT y anti-feministas que hoy se han esparcido por todo el continente, especialmente desde sectores cristianos fundamentalistas.
- El estudio académico de las teorías de la conspiración. Tal vez por su propia propensión al conspiracionismo, EEUU es el país que ha desarrollado una tradición académica más vasta en el estudio de este fenómeno. Desde la década de los 60 hasta el momento, las universidades e institutos de investigación incluyen en sus programas académicos un buen número de materias y eventos dedicados exclusivamente al estudio del pensamiento conspirativo. En este módulo analizaremos cómo han evolucionado estos estudios, desde una postura que patologizaba y ridiculizaba epistemológicamente a los teóricos de la conspiración (justo en el momento en que, según Butter, acaban de perder su legitimidad epistemológica), hasta las nuevas consideraciones bivalentes que desde enfoques interdisciplinarios, guiados por los Estudios culturales y la Historia cultural, las consideran como un aspecto más connatural a las democracias contemporáneas.
- La conspiritualidad. Revisaremos algunos ensayos del sociólogo e historiador de las religiones noruego, Asbjørn Dyrendal, quien plantea el concepto de “conspiritualidad” para explicar las afinidades estructurales o isomórficas entre las dinámicas de dos circuitos diferentes, pero a menudo convergentes: el de quienes creen y difunden teorías de la conspiración, y el de quienes se interesan en la tradición esotérica o de saberes alternativos. Apelando por ejemplo a ciertos rasgos psicológicos, según los cuales algunas personas se autodefinen como “buscadores”, esta convergencia puede explicarse como un mismo fenómeno sociopolítico. Los desarrollos de Dyrendal resultan muy útiles para explicar por qué las personas interesadas en medicinas alternativas, culturas milenarias, conocimiento hermético, terapias alternativas, etcétera, son más propensas a creer en teorías de la conspiración. Pero también para ubicar una cierta interpretación deficiente de la tradición esotérica, que utiliza textos mistéricos para abanderar ideologías fascistas o de derecha extrema.
- La metástasis del conspiracionismo tras la pandemia de Covid-19. La crisis sanitaria global desatada por el Covid-19 ha producido una especie de metástasis del conocimiento conspirativo. Muchas teorías de la conspiración que antes se restringía a sectores extremistas y se incubaban en blogs o páginas de Facebook cerradas u ocultas, encontraron la circunstancia ideal para desbordarse hacia la cultura mainstream y los medios masivos de comunicación. En este módulo reflexionaremos sobre cómo podemos lidiar con esta situación y sobre la importancia de la divulgación científica o la socialización de la ciencia. Consideraremos algunas de las teorías más sonadas y las analizaremos epistemológica y políticamente, considerando en qué medida terminan siendo utilizadas como propaganda política por determinados partidos, actores o sectores.
Bibliografía
Aparici, Roberto et al. La posverdad. Una cartografía de los medios, las redes y la política. Barcelona: Gedisa S. A. 2019.
Castillón, Juan Carlos. Amos del mundo. Una historia de las conspiraciones. México: Random House Mondadori. 2014.
Baños, Pedro. Así se domina el mundo. España: Ariel. 2017.
Bassols, Tomasini. “Karl Popper y el marxismo: somera revisión de un gran fraude intelectual”, en filosóficas.unam.mx, http://www.filosoficas.unam.mx/~tomasini/ENSAYOS/PopMarx.pdf
Butter, Michael. Plots, Designs and Schemes. American Conspiracy Theories from the Puritans to the Present. Freinburg: Freinburg Institute for Advanced Studies. 2014
Derrida, Jaques. Sobre un tono apocalíptico aparecido recientemente en filosofía. México: Siglo xxi. 1994.
Dyrendal, Asbjørn & Egil Aspren. “Close Companions? Esotericism and Conspiracy Theories”, en ResarchGate.net, https://www.researchgate.net/publication/341026759_Close_Companions_Esotericism_and_Conspiracy_Theories
——————————————. “Conspirituality Reconsidered: How surprising and how new is the confluence of spirituality and conspiracy theory?”, en ResarchGate.net, https://www.researchgate.net/publication/282176020_Conspirituality_Reconsidered_How_Surprising_and_How_New_is_the_Confluence_of_Spirituality_and_Conspiracy_Theory
Pidgen, Charles. “Popper Revisited, or What is Wrong with Conspiracy Theories?”, en philarchive.org, https://philarchive.org/rec/PIGPRO
Popper, Karl. Conjeturas y refutaciones. El desarrollo del conocimiento científico. Barcelona: Paidós. 1967.
Uscinski, Joseph (coord.). Conspiracy Theories and the People who Believe in Them. Oxford: Oxford University Press. 2018.
———————–. “The Study of Conspiracy Theories”. Miami: University of Miami. 2017.
Ejemplos de redes sociales, youtubers, teóricos de la conspiración de internet y divulgadores científicos o fact checkers.
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