Estudió la licenciatura de Filosofía en la UNAM. Como todo oficio, la corrección de estilo la aprendió en una editorial. Alternó las clases de Filosofía y Lógica de bachillerato con las galeras de cartón y las hojas de albanene. Pasó del original mecanografiado a la pantalla de Word, de la pluma roja al control de cambios, de acentuar “fué” a dejar de acentuar “guion” (bueno todavía no se acostumbra a hacerlo). El primer encuentro con este mundo fue en la Dirección General de Culturas Populares del Conaculta y continuó de manera independiente en Grijalbo, McGraw-Hill, Thomson, Assouline, Arterisco, DG Equilibrista, Universidad del Claustro de Sor Juana, La Universidad de la Ciudad de México, el Instituto Nacional de Salud Pública. Como correctora y redactora en la revista Comercio Exterior, asistente editorial en el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad de la UNAM. Además de algunas revistas de crónica periodística y de viajes. Ha impartido talleres de redacción en la Universidad de Xalapa A. C., en Veracruz, y en el Instituto de Comunicación y Filosofía A. C. en la ciudad de México. Actualmente el lenguaje leguleyo le provoca dolor de cabeza, pero lo importante es que sigue aprendiendo. Además, trata de recuperar la tradición del copista amanuense practicando la caligrafía, aunque con resultados lamentables. Por lo pronto sigue cuidando de las letras impresas sobre papel o de tinta electrónica.