Marcelo Pasternac

Nací y viví en Argentina hasta 1975. Desde entonces radico en México. Estudios primarios, secundarios y universitarios de los que egresé con menciones honoríficas. Miembro de organizaciones estudiantiles que continuaron la tradición, actualizada para la época, del movimiento de la Reforma Universitaria de 1918. Representante estudiantil en el Consejo Directivo de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Córdoba.

Trayectoria médica, primero como médico generalista, luego especialista en Medicina Interna. Interesado en los problemas psicológicos en la práctica médica, tanto del lado de los pacientes como de los médicos (grupos Balint), integré y luego dirigí el Equipo de Psicopatología en la Práctica Médica del Hospital Nacional de Clínicas de Córdoba, Argentina. Formación, luego, como psiquiatra y obtención del título correspondiente de especialista. Becario del Gobierno Francés en la cátedra del profesor Jean Delay (Centre Psychiatrique Sainte-Anne, 1967-68).  Obtención del título de Médecin assistant étranger  con un escrito sobre la llamada Medicina Psicosomática. Médico residente extranjero, por concurso, en el Centre Psychiatrique Sainte-Anne (1970-71).

Simultáneamente, progresivo abandono de posiciones eclécticas en el campo de la psicoterapia (centradas en la teoría de los niveles de integración, las posiciones del psicoanalista José Bleger, psicoanálisis, reflexología, conductismo, gestalt, etc, etc.) e inclinación hacia una referencia psicoanalítica más definida. La conferencia de Lacan que circula con el nombre de “Petit discours aux psychiatres”, a la que asistí en 1967, contribuyó a mi abandono de la psiquiatría y a la dedicación plena al psicoanálisis. El análisis con un psicoanalista miembro de la IPA, pero sensible a la enseñanza de Lacan, y su cruce con el encuentro con los discípulos de Lacan nucleados en la revista Littoral, permitieron más tarde una desembocadura más coherente a esta trayectoria.

Mientras tanto, y paralelamente con estos acontecimientos, se producían importantes movimientos en el campo psicoanalítico (las polémicas en la Asociación Psicoanalítica Argentina con los grupos Plataforma y Documento) y las corrientes progresistas en la psiquiatría, lo que explica como fue posible que la psicoanalista Marie Langer presidiera la Federación Argentina de Psiquiatras, al mismo tiempo que yo dirigía la sección Córdoba de esa Federación. Las posiciones que exponía en esa época se tradujeron más tarde en la participación con otros autores en un libro, editado en México en 1975 (Psicología, Ideología y Ciencia, Ed. Siglo XXI, algunos de cuyos aspectos habría de autocriticar años después en el artículo “Freud y Lacan” de Althusser, un cuarto de siglo después”). Todo esto nos colocaba en un lugar demasiado visible del combate de las ideas en un momento en que las persecuciones políticas, con riesgos personales graves, se estaban acentuando en la Argentina. Así fue como el agravamiento de la represión, que desembocó en la instauración de la dictadura militar, me impulsó a emigrar a México (1975/76) donde resido desde entonces.

En México recibí una generosa hospitalidad, en particular en el Círculo Psicoanalítico Mexicano, entonces bajo la dirección de Armando Suárez. Más tarde, por propuesta de Diego García Reynoso, que volvía a Argentina, fui encargado allí de algunos seminarios semestrales sobre Freud primero, y luego sobre Lacan. Este último tema fue elaborado en un momento crítico del CPM lo que me impulsó a renunciar a esta institución. Por otra parte, a mi llegada en 1976, fui nombrado en la SSA y comisionado para un servicio de Salud Mental Comunitaria que funcionaba en la Clínica San Rafael. Allí dirigí un polo de trabajo crítico sobre psicoterapia y psicoanálisis cuya importancia creciente fue tal que llegó a determinar su crisis al entrar en contradicción con ciertos intereses de la institución. La experiencia fue clausurada cuando cerca de un centenar de personas estaba vinculada con ella. Pero ya la inquietud se había sembrado en muchos participantes, lo que se tradujo en un movimiento creciente de interés por el psicoanálisis lacaniano, que sigue hasta nuestros días. Se organizaron sucesivamente muchos seminarios y el hecho de que no otorgaran certificación alguna y, por lo tanto, su falta de valor curricular, garantizaba la autenticidad del compromiso de los participantes a diferencia de otros proyectos, que ofrecían “maestrías” o “doctorados”.  Luego organicé, con otros amigos, la invitación a partir de 1982, a los psicoanalistas que publicaban la revista littoral en París, para dictar seminarios en México. Esta actividad, para la cual nos dimos el nombre de Seminario Psicoanalítico de la Letra, generó un movimiento cuyo desarrollo continúa hasta nuestros días. Los cuatro organizadores de esas actividades participamos, en 1985 en París, en la fundación de la école lacanienne de psychanalyse. En nuestro medio, participé en la revista artefacto (que ha dejado de aparecer), de cuyo comité de redacción formé parte hasta el número 4, luego del cual presenté  mi renuncia. He publicado diversos artículos allí y en otras revistas  (Littoral, Litoral, L’unebévue, me cayó el veinte, Acheronta, Carta psicoanalítica, etc.).

También publiqué los libros Lacan o Derrida. Psicoanálisis o análisis deconstructivo (Epeele, México, 2000; edición francesa modificada: Limites de la psychanalyse, L’Harmattan, París, 2003), 1236 errores, erratas, omisiones y discrepancias en los Escritos de Lacan en español (Epeele, México, 2000 y Oficio analítico, Buenos Aires, 2000), Comentarios a neologismos de Jacques Lacan (en colaboración con Nora Pasternac, Epeele, México, 2003),. Finalmente, mencionaré el hecho de que actualmente dirijo, en México, la editorial epeele