Cátedra de Estudios Críticos Avanzados (2a edición): Diplomado "Supervivencias"

Diplomado en línea | Del 25 de octubre de 2024 al 13 de diciembre de 2024

Coordina: Ana Hounie (Montevideo)
Diplomado constituido por una serie de conferencias magistrales (vía Zoom)

Con:

Ramón Salaberria (Oaxaca), Hebert Benítez Pezzolano (Montevideo), Benjamín Mayer Foulkes (Ciudad de México), Graciela Frigerio (Buenos Aires), Ana Hounie (Montevideo),  Federico Irazábal (Buenos Aires), Luvia Lazo (Teotitlán del Valle), Svitlana Matviyenko (Kamianets-Podilskyi), Mauro Milanaccio (Trento)

¿Cómo componer restos para un porvenir posible?
¿Cómo despertar la potencia de lo extraño?
¿Cómo sacudir gestos para resistir a la clausura?

El viejo mundo está muriendo
el nuevo mundo tarda en aparecer
y en ese claroscuro
nacen los monstruos
Antonio Gramsci.

Existe una palabra en zapoteco que usamos para nombrar algo o alguien que empieza a desaparecer, cuando un amigo cercano deja de ser tan cercano, cuando alguien deja de visitarnos de manera frecuente, cuando las cosas se transforman o cuando alguien empieza a perder la visión: KANITLOW, que podría traducirse literalmente como “los rostros se pierden”. Es esto lo que escribe la artista Luvia Lazo[i] antecediendo a la muestra de fotografías de cuerpos con rostros ocultos que reflejan: “destellos de mi cultura resistiendo y coexistiendo con la modernidad, la manera sutil en que los cuerpos de los y las abuelas se apropian de estos elementos, mientras creo un registro de abuelos y abuelas que se cruzan en mi vida,  así cuando ellos no estén más físicamente y sus nietos los busquen como yo busco ahora a mi abuelo en viejas fotografías, ellos y ellas puedan encontrarlos en fotografías, que puedan leer el tiempo, el contexto y sus cuerpos, pero también la forma en que nuestra cultura existió y resistió.”

La fuerza que portan estas imágenes hundidas en raíces de pueblos originarios permite acercar la idea de “supervivencias” a las formas de insistencia del lenguaje con las que deseamos habitar sublevaciones. Que ello revista un carácter fugaz transitando esa zona siempre extraña entre la vida y la muerte, no impide que se constituya en una potente búsqueda tras las trazas de un acontecimiento. En este sentido, procurar que algo “pase” (ocurra, acontezca), introduce una temporalidad que transforma el porvenir de una ilusión en la ilusión de un porvenir posible.

Podemos pensar que esta posición permite despertar de cierta somnolencia al hacer posible que formas anteriores destinadas al olvido —restos de lo no realizado— puedan ser recuperadas en el presente y relanzadas a un futuro vivido hoy como experiencia pura de movimiento deseante. En este sentido, las formas sobrevivientes no reparan produciendo identidad como fruto de un retorno desde algún lugar del olvido desde donde estuvieran acechando escondidas. Su emergencia más bien toma la forma de vislumbres que componen claridades entre luces y sombras animando su potencia de transformación. No vuelven del pasado repitiéndolo, sino que reinventan un presente con temporalidades impuras de hibridaciones.

Ahora bien, aunque esta tarea pueda parecer intima, individual, es éxtima, siempre política. Consideremos por ejemplo, una dimensión subjetiva princeps: el sueño.

El sueño es la experiencia misma de aparición y descomposición de restos en busca de espacios de visibilidad a través de montajes sorprendentes. Tal formación del inconsciente, que el psicoanálisis destacó como vía primordial para el acceso a los rincones del alma más furtivos, es en sí misma una fuerza de resistencia. Una resistencia política, podríamos decir, a todo dispositivo de normalización. Y es que, erigido como zona de combate, el sueño puede ser la experiencia de un extraño despertar a verdades adormecidas. Cuando soñamos, precisamente, soñamos el mundo que nos sueña, una intimidad puesta afuera, un afuera vuelto dentro, el reverso necesario de lo que somos; a saber: ninguna sustancia unitaria. Así, fragmentados en mil pedazos, sumisos frente al desfile de imágenes cuyo sentido sólo ocasionalmente golpeará interrogante al despertar, experimentamos temporalidades habitualmente disimuladas bajo la esfera del tiempo de Cronos, que rige la vigilia.

En el trasfondo de ese viaje al que asistimos como actores y espectadores, presos y errantes al mismo tiempo, nos vemos introducidos a una zona de umbral. Es así como se despliega un escenario fundamental, pues precisamente es en la zona de tránsito entre el sueño y la vigilia, en ese pasaje entre dimensiones diversas de la existencia, en esos claroscuros donde todo lo desacomodado puja por componerse nuevamente, donde se genera la posibilidad de un otro despertar. Y el despertar es una figura que importa.

Para Walter Benjamin era claro que quien sueña es el mundo: “toda época tiene un lado vuelto hacia los sueños”, decía en su Libro de los pasajes[ii], colocando así la función del sueño como clave para la comprensión de los procesos históricos. La humanidad, escribía, “tras haberse frotado bien los ojos, puede reconocer exactamente esa imagen del sueño que el historiador podrá interpretar”. Y más adelante: “el mundo sueña desde hace mucho tiempo el sueño de una cosa de la que habría de tomar conciencia para al fin tomarla realmente”.

No hay sueño que no atraviese la experiencia del despertar, aun cuando procure retener ese momento. Y en ese pasaje entre el sueño y la vigilia, nos importa ese lugar donde encontramos la frontera entre ambas dimensiones, un borde que no es lo uno ni es la otra, y es ya ambos también: el umbral. Para Benjamin, “nos hemos vuelto pobres en experiencias del umbral”. Y agregaba: “penetrar en el sueño es quizá la única que hoy queda —más, con ello, también el despertar”, elevando así la figura del «despertar» a categoría política y epistemológica. Porque es allí desde donde formas destinadas al olvido radical se hacen presentes, transformando vestigios de lo acontecido en potencias de posibles que pujan por nuevos sentidos, pidiendo realidad.  Nada asegura lo que ocurrirá con ello, pero lo que sí es claro es que, en esa zona de supervivencias, se encuentra el núcleo ético de nuestras acciones.

¿Acaso no sería esto último lo que había hecho decir a Gramsci sus conocidas palabras sobre la zona de umbral?[iii] Que los monstruos de nuestro tiempo cada vez más acechen no asombra. Lo que sorprende es que dejemos de extrañarnos ante ello. Habría aquí entonces que recuperar la fuerza de la idea que liga a la imaginación crítica con la potencia de lo extraño: aquello que es y no es conocido, aquello es y no es reconocido. Como bien sugiere Marina Garcés, experimentar lo extraño hace contrapeso a las figuras del colapso: “Cuando los hechos se convierten en profecías, la imaginación colapsa porque no nos pueden extrañar, solo atemorizar y amenazar. Son hechos capturados por un único mensaje, de condena o salvación: el principio de no contradicción convertido en el destino final de la humanidad ante sí misma”. De ahí la importancia de entrenar la imaginación crítica (aludo también a la primera edición de la Cátedra de Estudios Críticos Avanzados bajo la coordinación de  Eleonora Cróquer Pedrón), que abre tránsitos entre fronteras de espacios y tiempos, lugares donde se haga posible encontrarnos como extraños diseñando un mundo común que es precisamente “aquel que podemos ver como si no fuera propio”.

No cabe duda de que esta preparación es un antídoto contra el aumento de sentidos únicos y por lo tanto una provisión necesaria para tiempos venideros.

Asimismo, el sueño es propiamente una sede de extrañamientos, anacronismos, contradicciones y multiplicidad de sentidos. Toda la onirocrítica freudiana y su lectura de las precedentes, apuntan a la urgencia de un texto que pide ser leído, o, como decía María Zambrano (la “sabia errante”, apodo que la nombra con justeza),  un texto que pide realidad. Pero la realidad es una construcción en la que  inexorablemente nos toca la tarea de convertirnos en obreros, lectores y escribientes de la misma.

Así entonces, la cuestión radica en la forma en que los que hacemos la historia de cada día nos arrojemos a este trabajo de componer restos. Se trata de una tarea que incita a caminar sobre andamios débiles pero potentes que invitan a inventar sutiles formas escritas con astillas del tiempo del mundo. Al convertirse en trazas urgidas de lectura, esos fragmentos en principio incomprensibles pero sobrevivientes, son capaces de sacudir la temporalidad que nos habita y revelar verdades que nos conciernen. Es que el texto producido les ha transformado su destino de desechos condenados a la insignificancia arrojados a los basurales de la historia, a fragmentos que alojados en cuerpos vibrantes se disponen a montajes inéditos. Al igual que la interpretación de un sueño (necesariamente inacabada) crea lecturas siempre abiertas a caminos deseantes, una reinvención con materia de restos supervivientes diseña construcciones fugaces y locales embebidas de ausencias.

Este movimiento, esta posición de lectura de estas astillas del mundo (restos únicos que van y vienen, y que empiezan a desaparecer en cuanto asoman) define para Georges Didi-Huberman, un camino. Lo llamará vislumbres: un método que sigue “la estela de una pregunta, un recuerdo o un deseo, algo que dura un poco más que la aparición en sí misma, una remanencia, una asociación que merece entonces siempre el hábito o bricolaje de una escritura”[iv].

La zona de ocurrencia para estas vislumbres es ante todo zona de tensiones, lugares dislocados y tiempos desorientados que rompen la línea aparente de la continuidad y el progreso, habilitando la construcción de ficciones. Las ficciones, esas producciones que nada tienen de ilusorias, nos permiten percibir a través de su carácter inacabado, que lo que hace pasaje es también la ficción misma creando los mapas del mundo que cada lenguaje humano dispone para la vida. Sabemos que no hay experiencia más devastadora que la ruptura de nuestros enlaces a los otros que los puentes de la lengua realizan. Puentes y puntas, que buscan reconocimiento, e indican que aún hay “algo por decir”. Toda la dialéctica del deseo freudiano apunta a ello y nos interesa la idea de palabras conmoviendo fijezas inertes del dolor y sacudiendo bloques de tiempo atrapado en síntomas.

En este contexto, sobrevivir emerge como energía que reconoce la dialéctica pulsional freudiana donde la vida, montada en la muerte y hundida en el letargo, genera imágenes que nos reinventan como supervivientes de nuestra propia muerte. Sobrevivir no es escaparle a la muerte de los demás creyendo que la propia se desplaza a un tiempo futuro, sino que se trata sostener las irrupciones de la propia muerte a través de un ejercicio de pasajes permanentes en una composición siempre móvil, siempre abierta a espacios otros. Así adentrados en estas zonas de umbral, inventamos formas del lenguaje que buscan ficciones de alteridad recuperando gestos de insumisión.

La idea de un colapso civilizatorio en sus múltiples maneras fruto de los excesos de la ley del hierro del productivismo y la eficacia de la máquina de guerra contemporánea ¿nos coloca per se a la entrada de un tiempo espectral? Se trata de una pregunta que parece importante plantearse. Quizás no podamos percibir aún las formas del pathos que sobreviven sintomática y fantasmalmente[v]; sin embargo, si tenemos confianza en ellas y por ende en la potencia de los umbrales, habremos sabido que estas marcas están disponibles. Las podemos reconocer en el futuro anterior de la historia de los tránsitos que habrá habido, pues cada paso vuelve a dibujar sus condiciones de posibilidad, sus circunstancias necesarias, sus causas. Como las estelas en la mar que dejan entrever fugazmente rutas pasadas, como las huellas que Freud mostró capaces —desde su vacío de cosa— de reactivar el mundo del deseo. Deseo de porvenir. Pensar que lo venidero es indefinible, es restituir al tiempo su horizonte en un acto de potencia del vivir.

Es por ello que en la segunda edición de esta Cátedra de Estudios Críticos Avanzados convocamos a un diplomado, que se constituye en una serie de encuentros desde diversas prácticas culturales en el contexto artístico, filosófico, psicoanalítico, literario, histórico, social, educativo, entre otros.

Impulsados por una imaginación crítica que busca poner en juego imágenes supervivientes al interrogar las condiciones que tienen algunos gestos para resistir a la clausura, regidos por una ética inherente a la pregunta por el tratamiento de los restos que no se conforma con condenarlos a la insignificancia o a un destino aún peor: su tráfico.

La propuesta ineludible es entonces compartir y visibilizar en el espacio común, astucias y tácticas de combate que generan fuerzas de oposición para que sea posible en esa tensión, sentir aún la respiración de un tiempo.

Ana Hounie

Notas

[i] Luvia Lazo es una artista zapoteca de Teotitlán del Valle, amante de caminar por el mercado, comprar flores y ver colores en textiles y personas… Disponible en URL: https://www.luvialazo.com/

[ii] Benjamin, W. Libro de los pasajes. El editor del libro, Burkhardt Lindner, cita una carta de Benjamin a Gershon Scholem, del 3 de marzo de 1934. En dicha carta, escribe Benjamin, comentando sus últimos sueños: “tienen casi siempre contenido político. Deseo poder contártelos un día. Son todo un atlas de imágenes sobre la historia oculta del nacionalsocialismo.”

[iii] Esta frase que ha sido recreada una y otra vez según sus traducciones y que en el original dice así: “La crisi consiste appunto nel fatto che il vecchio muore e il nuovo non può nascere: in questo interregno si verificano i fenomeni morbosi più svariati”. Al igual que el artista Alfredo Jaar[iii] preferimos la versión francesa: “Le vieux monde se meurt, le nouveau monde tarde à apparaître et dans ce clair-obscur surgissent les monstres” cuya traducción reza en el acápite a esta convocatoriapor considerarla potente y poética al mismo tiempo. Disponible en: https://www.artribune.com/arti-visive/street-urban-art/2018/12/cosa-significano-quei-manifesti-su-gramsci-che-hanno-invaso-roma/

[iv] Didi-Huberman, G. (2019) Vislumbres Madrid: Shangrila Ediciones

[v] En este contexto sobrevivir emerge como trabajo (esfuerzo, energía) de reinvención. Aby Warburg denominaba Pathosformel a fórmulas de expresión que como efecto del choque de tiempos heterogéneos encuentran marcas de supervivencias (Nachleben) en la repetición de gestos, formas, fuerzas, afectos, trazas de memoria colectiva al modo de huellas. En “La imagen superviviente. Historia del arte y tiempo de los fantasmas según Aby Warburg”, de Georges Didi-Huberman (Abada Editores, Madrid 2009) se encuentra un profundo y extenso desarrollo sobre la temática.

Programa

Del 25 de octubre al 13 de diciembre de 2024

9. Mauro Milanaccio (Trento)
“La spina nel fianco” (Conferencia en español)
Viernes 25 de octubre de 2024 | vía zoom de 12:00 a 14:00h Ciudad de México

10. Federico Irazábal (Buenos Aires)
“Imagen, tiempo, acontecimiento: una política del cine y el rol de la memoria”
Viernes 1 de noviembre de 2024 | vía zoom de 12:00 a 14:00h Ciudad de México

11. Benjamín Mayer Foulkes (Ciudad de México)
«Una pura urgencia sin palabras»: supervivencias en Tetraedro/Caleidoscopio, de Raymundo Mier (1953-2024)
Viernes 8 de noviembre de 2024 | vía zoom de 12:00 a 14:00h Ciudad de México

12. Luvia Lazo (Teotitlán del Valle)
“Kanitlow: los rostros que se pierden”
Viernes 15 de noviembre de 2024 | vía zoom de 12:00 a 14:00h Ciudad de México

13. Svitlana Matviyenko (Vancouver)
Sobrevivir en el terror. (Conferencia en inglés con traducción simultánea)
Viernes 22 de noviembre de 2024 | vía zoom de 12:00 a 14:00h Ciudad de México

14. Ramón Salaberria (Oaxaca)
“Biblioteca en guerra”
Viernes 29 de noviembre de 2024 | vía zoom de 12:00 a 14:00h Ciudad de México

15. Hebert Benítez Pezzolano (Montevideo)
“Supervivencia y escritura de lo extraño”
Viernes 6 de diciembre de 2024 | vía zoom de 12:00 a 14:00h Ciudad de México

16. Graciela Frigerio (Buenos Aires)
“Insistituyendo (reflexiones sobre supervivencia y transmisión)”
Viernes 13 de diciembre de 2024 | vía zoom de 12:00 a 14:00h Ciudad de México


Modalidad
Virtual, síncrona. Una sesión semanal de Zoom, los días viernes de cada semana, de 12:00 a 14:00 h (Ciudad de México).

Áreas
Filosofía, Literatura, Arte, Política, Psicoanálisis

Nivel la propuesta
Formación universitaria, investigadores, profesionistas y público, en general interesado en reflexionar sobre los temas urgentes de la agenda pública contemporánea.

Perfil del público al que va dirigida la actividad
Psicoanalistas, investigadores, creadores y otros actores culturales interesados en la reflexión teórica y la acción generativa en torno a la pregunta por las supervivencias y al futuro que señalan en los debates contemporáneos. Así como estudiantes, colegas y afines vinculados con las apuestas de 17, Instituto de Estudios Críticos.

Inscripción

  1. Llenar y enviar la solicitud de inscripción disponible en la última sección de esta página. El instituto confirmará la recepción, y enviará la información necesaria para el depósito.
  2. Cubrir el pago correspondiente.
  3. Enviar comprobante del depósito o transferencia al correo: administracion@17edu.org

Precios

México y Latinoamérica 

Pago 8 sesiones
$2,800 MXN I.V.A. incluido 

ESTADOS UNIDOS, EUROPA Y NORTE GLOBAL

Pago 8 sesiones
$220USD

  • Precio especial por pago total adelantado (8 sesiones): 2,000 MXN
  • El precio por conferencia es:
    • Público general: 600 MXN o 35 USD.
    • Estudiantes, docentes y tercera edad: 400 MXN o 23 USD.
  • Todos los pagos son deducibles de impuestos.
  • Si se requiere comprobante fiscal es necesario solicitarlo en el mismo mes que se realizó el depósito (no se emiten facturas en meses posteriores).
  • Se debe enviar al correo administracion@17edu.org la siguiente información:
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